Había una vez tres hermanos cerditos llamados Samuel, Rubén y Elías. Los tres eran muy valientes, pero también muy inteligentes. Sus padres siempre les decían que tenían que trabajar duro para poder tener una buena vida. Así que los tres hermanos se pusieron a trabajar.
Samuel, el mayor, se fue a trabajar como carpintero. Elías, el segundo, se fue a trabajar como panadero. Y Rubén, el más joven, decidió trabajar como albañil.
Los tres hermanos se esforzaron mucho para conseguir su propia casa. A Samuel le llevó unos meses construir una casa de madera con su habilidad de carpintero. Elías construyó una casa de barro con el conocimiento que tenía de albañil. Y Rubén construyó una casa de paja con la ayuda de sus hermanos.
Los tres hermanos se instalaron en sus casas y todos vivieron felices y contentos. Pero, un día, se presentó en el lugar una terrible amenaza. El lobo feroz, que habitaba en el bosque cercano, estaba hambriento. Había oído hablar de los tres cerditos y quería comerse a los hermanos.
El lobo feroz fue directo a la casa de Samuel y con una sola zarpa derribó la puerta. El lobo entró en la casa, pero Samuel no estaba allí. El lobo se dirigió entonces a la casa de Elías y también derribó la puerta con una sola zarpa. Pero Elías tampoco estaba allí. El lobo se dirigió entonces a la casa de Rubén, pero esta vez no consiguió derribar la puerta.
El lobo intentó con todas sus fuerzas derribar la puerta de la casa de Rubén, pero no pudo. El lobo feroz estaba tan furioso que decidió esperar a que Rubén saliera de su casa para comérselo.
Los hermanos, mientras tanto, habían oído los rugidos del lobo y se habían escondido en una cueva cercana. Allí, decidieron que la única manera de salvarse era fabricar una trampa para el lobo.
Samuel, el carpintero, construyó una segunda puerta para la casa de Rubén. Esta puerta estaba hecha con una mezcla especial de madera y hierro. Elías, el panadero, fabricó una serie de trampas con los diferentes objetos que tenía en su casa. Y Rubén, el albañil, cavó un pozo profundo bajo la puerta de la casa de Rubén.
Cuando el lobo volvió a intentar entrar en la casa de Rubén, se encontró con la nueva puerta. Como no podía abrirla, decidió intentarlo por el pozo. Al bajar al pozo, el lobo se enredó en todas las trampas que Elías había preparado. El lobo no pudo salir del pozo y los tres hermanos cerditos se salvaron.
Los tres hermanos cerditos se quedaron viviendo felices en sus casas. Samuel continuó trabajando como carpintero, Elías como panadero y Rubén como albañil. Y cada vez que alguien oía hablar de los tres hermanos cerditos valientes, recordaban la historia de cómo habían vencido al lobo feroz.